Los adultos que se involucran en comportamientos altruistas experimentan una mayor salud mental.
Las personas que realizan acciones solidarias de forma habitual tienen una mayor resistencia al estrés, sus niveles de compasión aumentan, así como su empatía y su bienestar emocional.

Compartir momentos con familiares y personas queridas, no solamente puede ser divertido, sino que también, tiene muchos beneficios para la salud mental.
No se trata únicamente de combatir los sentimientos de soledad y “distraer” nuestra mente, sus beneficios van más allá de eso.

Mantener rutinas variadas nos hace más eficientes, aumenta nuestro sentimiento de autoconfianza y por supuesto, nos permite divertirnos y liberar el estrés.
Es decir, saber romper la rutina de vez en cuando nos vacuna contra el aburrimiento, la apatía e incluso ayuda a superar la depresión.